La violencia es el resultado de una compleja interacción de factores a nivel individual, relacional, comunitario y social. No hay ningún factor que por sí solo explique por qué determinados individuos actúan de forma violenta, o por qué algunas comunidades son víctima de más actos violentos que otras.
La violencia en el lugar de trabajo también es un fenómeno creciente y de origen multifactorial. Los comportamientos cada vez más intolerantes de la sociedad actual y el deterioro de las relaciones personales determinan la existencia de violencia en los centros de trabajo.
La violencia en el lugar de trabajo atenta contra la dignidad y los derechos de los trabajadores, pero también es una amenaza a la eficiencia y al éxito de las organizaciones. La violencia puede evitarse, y su prevención es una condición indispensable y fundamental para la seguridad de los seres humanos. Es una cuestión en la que no existe una única ni sencilla solución, pero debe abordarse simultáneamente a varios niveles y en múltiples sectores de la sociedad.
Las Administraciones Públicas en general y en especial, los Servicios de Salud, dada su compleja organización, las estrechas relaciones existentes entre trabajadores y usuarios, las peculiaridades que tiene la atención sanitaria y los cambios que se están produciendo en las relaciones profesional sanitario/paciente; presentan un mayor riesgo de sufrir agresiones o actos de violencia entre usuarios y trabajadores, entre los propios trabajadores, entre los usuarios y contra los bienes y servicios de la organización.
Como acabamos de indicar, se dan actos de violencia contra la seguridad de las personas y contra los bienes y actividades de la organización.
Según los expertos, los incidentes violentos acaecidos en el sector sanitario responden entre otras causas a la frustración que se genera en los pacientes al no ver satisfechas sus expectativas, la desestructuración social progresiva, la falta de concepción de lo que llamamos bien público y una ideología social dominante que fomenta el individualismo y la competencia, hasta el punto de legitimar la violencia para resolver un conflicto.
El perfil del paciente también ha cambiado, es más exigente, está más informado y es más autónomo en un sistema sanitario cada vez más complejo, con mayor presión asistencial; en el que, en ocasiones, no se gestiona en condiciones ideales la información que debe transmitirse al paciente.
Dado que las agresiones están relacionadas con factores sociales y culturales difícilmente abordables, por la violencia de la sociedad actual y la intolerancia a las frustraciones, las medidas a implantar deben ser tendentes desde un primer momento a reducir su incidencia y atenuar su intensidad y consecuencias para después erradicar estos indeseables hechos de los centros sanitarios.
La prevención de la violencia tendrá más probabilidades de éxito si es integral, con base científica y abordada simultáneamente a varios niveles, mediante intervenciones a nivel individual, a nivel relacional e intervenciones a nivel comunitario mediante políticas institucionales como la del Servicio de Salud de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM).
La Constitución Española encomienda a los poderes públicos el deber de velar por la seguridad e higiene en el trabajo. La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales desarrolla este mandato mediante el establecimiento de medidas de promoción de la seguridad y salud de los trabajadores y de prevención de los riesgos derivados del trabajo.
El Servicio de Salud de Castilla- La Mancha (SESCAM) en uso de las competencias que le corresponden respecto a su personal y centros, asume el compromiso de crear condiciones positivas que tiendan a la prevención y control de los factores de riesgo laboral y de proporcionar a sus trabajadores un adecuado nivel de prevención, estableciendo las directrices de su actuación y política preventiva a través del Plan General de Prevención pactado con todos los representantes sindicales e integrado en el sistema de gestión del SESCAM y compatible con los objetivos asistenciales de nuestro Servicio.
El modelo de gestión de la calidad total EFQM, en su subcriterio 3 e, aconseja que la organización fomente la concienciación e implicación de las personas de la organización en temas de higiene, seguridad y medioambiente. El SESCAM, desde su Secretaría General, ha elaborado un Plan de Seguridad Corporativa y de Protección de su Patrimonio, entendiendo como principal activo de éste a sus trabajadores y los usuarios de su servicio y desde un abordaje integral. Este Plan tiene como Principios Básicos el rechazo explícito por parte del Servicio de Salud de Castilla – La Mancha y de sus máximos responsables frente a cualquier acto de violencia de la naturaleza que sea y el de la tutela a las víctimas.
A este Plan se le ha denominado Plan Perseo, recordando al héroe de la mitología griega que se enfrentó a Medusa. Este monstruo tenía el poder de convertir en piedra a todos quienes la miraban. Perseo, gracias a su brillante escudo Aegis, de bruñido y brillante metal, pudo ver el reflejo de Medusa a través de la parte posterior del mismo. Así pudo cortarle la cabeza sin mirarla directamente. Este Plan pretende como Perseo con su escudo pretende, prevenir, proteger y combatir el fenómeno de la violencia hacia los trabajadores, bienes y usuarios del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha sin perder la perspectiva y la visión de la realidad y de nuestro entorno.
ÁMBITO de ACTUACIÓN del PLAN.
Todos los trabajadores del SESCAM, siendo estos sujetos pasivos y activos de todas las actuaciones que comprende a este Plan, a ellos va dirigido y son ellos los que lo tienen que hacerlo operativo. Parte de las actuaciones, también van dirigidas a la protección, defensa y seguridad de las estructuras y bienes del Servicio de Salud de Castilla-la Mancha.
Todos los usuarios de nuestro Servicio también son sujetos pasivos y activos de este Plan. Sin dejarlos al margen y con la ayuda de ellos será posible abordar el problema de la violencia en el Servicio de Salud.